OBRA

El concepto de Formas Blandas dio inicio en 1993, a partir de la serie así titulada FORMAS BLANDAS, en la cual comencé por plantear formas diversas de interactuar con la escultura, fuera de la forma tradicional que la limitaba a la mirada desde una posición fija. Eliminé la base de las piezas, para que el público pudiera tomarlas y apreciar desde el tacto sus cualidades: las distintas temperaturas y texturas de los materiales (metal, resina, madera) y los contrastes entre sus formas y volúmenes, ya que partí de formas orgánicas –curvas, blandas– que contrastaban con la linealidad de las bases, de donde podían desprenderse. Esto me permitió abrir espacios de experimentación con públicos ciegos y débiles visuales, y a la vez, desplazar la experiencia visual de la escultura a ese territorio, poco explorado en el arte, del tacto, en públicos normovisuales.

Posteriormente, aquellas formas orgánicas de mis esculturas comenzaron a dialogar con imágenes fotográficas, con distintos tratamientos, en las que el cuerpo fragmentado, llevado hasta la abstracción, se conectaba con la organicidad de las Formas Blandas y hablaba al ojo de esa intimidad que sólo se alcanza con el tacto. Más tarde, evolucionaron en imágenes en relieve para ser también tocadas, para ser vistas con las manos.

Formas blandas es un cuerpo de obra que se mantiene en proceso permanente, un work in progress del que dos exposiciones retrospectivas, realizadas en los espacios para exposición de las Bibliotecas México y José Vasconcelos de la Ciudad de México, dieron cuenta en 2019, revisaron 25 años de mi trabajo desde una perspectiva multisensorial, dirigida a públicos normovisuales, ciegos y débiles visuales, en la búsqueda de una integración de sus experiencias.

Textos sobre la obra

Formas Blandas-Exposición individual – Biblioteca Vasconcelos, CDMX 2019 – Hoja de sala