OBRA

Inédito-Dra. Claudia San Román Aladro 

Formas blandas, movimiento perpetuo

Lo orgánico se funde con el bronce, las formas renacen en la cárcel de metal y generan vida. El movimiento es sólo el pretexto para acercarse al origen del mundo, formas casi esféricas recuerdan el principio y fin, el eterno masculino y femenino.

El movimiento perpetuo existe siempre en los sentidos y la imaginación, la escultura lo acentúa. Comparten el aire y el espacio, violenta es la mirada cuando no la acompaña el tacto.

Formas blandas es el nombre de esta serie de esculturas variadas en tamaño y formas pero con un sentido común, dar la idea de movimiento y vida. Magdalena Martínez Franco, madre y creadora de estos pequeños capullos que juegan en la imaginación de quien observa, busca la comunicación dentro del espacio real, aquel que vamos ocupando todos los días. Toma como medio de expresión al bello arte de labrar figuras de bulto.

Nos invita a tomar estos pequeños de bronce, pesarlos y moverlos, el juego es acercarse al metal para entender sus secretos y observar la forma para recrear el origen de la vida. Hay que cargar las figuras y jugar con ellas para colocarlas en las seis diferentes posibilidades del cubo que les sirve de base: mediante este acto la cercanía es total, no sobreviven los espacios vacíos entre el hombre y la obra. La comunión es metal-vida, fusión casi perfecta.

Hay que acercarse a la obra para entender todas sus potencias. El sentido de la vista no es exclusivo, el tacto se hace necesario para abstraer de cada pieza el misterio que susurra.

El reto crece, la percepción no se limita a observar. Como diría la artista “la pintura me parece más bien mágica por su bidimensionalidad, la escultura es real, ocupa el mismo espacio que nosotros”.

Esta serie va sufriendo una evolución, es como la vida que comienza con formas esféricas y va haciéndose más compleja en ellas.

Las primeras piezas son esferas con atisbos de curvas que van dando la idea de cuerpos en unión amorosa, generadora de vida. Conforme se avanza las piezas van adquiriendo formas más complejas, son cuerpos, fetos, vísceras hasta que llegan a los ángulos, a los vértices que nos hablan de pensamientos más concretos, de fuerza. El bronce se rebela de la suavidad y domina el vértice que conjuga además de principios de vida principios de pensamiento. Parece ser que la inteligencia ganara espacio a lo meramente orgánico, la flexibilidad de la célula primigenia se endurece conforme aprehende de la vida.

Todas menos una son piezas masivas. Aquella, la excepción forma un arco que abraza, recuerda al puente o al brazo protector. Este rompimiento nos confirma que las anomalías también son parte esencial del proceso creador.

Estas formas blandas buscan llegar más allá, el espectador debe tener el deseo de tomarlas, abrazarlas y apretarlas. Llegar a fundirse con estas curvas y depresiones para crear nuevas formas y concebir con la imaginación posibilidades de vida.

Lo importante, dice Magdalena, es no limitarse. En el momento de crear y observar la pieza debe tener un mensaje de vida, sugerir formas que den vitalidad y fuerza, no permitir que lo geométrico nos gane haciendo fría la percepción.

La serie Formas blandas es una evolución continua, con rompimientos y enlaces. Este acercamiento escultórico es una nueva propuesta para recordar el origen del movimiento y de la vida misma.

Claudia San Román Aladro